DUENDE DE LAS CIRCUNSTANCIAS
A su ritmo
con la gravedad lenta del llamador
o la dignidad de un acordeón razgado.
Danza sobre las fatuidades
en el misterio de lo cotidiano.
Libre
deleitoso
en el encuentro.
Mira
por encima
del hombro.
Se sitúa
en su recogimiento.
Espera tras la hoja colgante
de una palmera
Poco tiene que ver
con la arrogancia de las gentes.
Debajo de la brisa
protegido por ella
llega a la certeza
de lo vano, parpadea.
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